lunes, 20 de julio de 2015

Arrivederci

Hola a todos y a todas.

Hará cosa de un año y pico dejé de escribir en La Choza de Lynch y en Putos Monos, dejé de visitar los blogs de mis compañeros e incluso dejé de entrar en Meristation, algo que antes hacía a diario para estar informado sobre todo lo relacionado con videojuegos. Esto último se debe a varios factores importantes.

Por un lado está Facebook. Meristation tiene página de Facebook y allí cuelgan más o menos lo mismo que en su página oficial, así que no necesito ir dos veces al mismo sitio.

Otra dato a tener en cuenta es que dejé de interesarme por los Meripodcast, ya que últimamente no hablaban de casi nada que pudiera interesarme. Digo esto porque generalmente centran la mayor parte de sus debates en la actualidad. La actualidad tiene que ver con la presente generación de consolas, por la cual siento un fuerte desprecio por varias razones que ahora no tengo ganas de explicar.

Dicho esto, vuelvo al tema del que realmente quería hablar. Mi interés hacia los blogs de videojuegos se ha ido perdiendo de forma gradual hasta el punto de tener claro que no quiero seguir formando parte de ellos.

He “conocido”, y lo pongo entre comillas porque no he tenido ninguno frente a frente, a varios blogueros bastante majos, algunos incluso interesantes y divertidos. Me entristecería perder el contacto con ellos así que tampoco os estoy diciendo “¡Que os den por culo, me largo de aquí!”. Tengo por ahí un Facebook al que no presto atención, ya sabréis algunos… No sé qué hacer al respecto, la verdad.

Por ahora tampoco me atrevo a dar la cara, y hablo en el sentido más literal. He escrito muchas tonterías y puede que cuando sea estrella del rock y director de una cadena de televisión estadounidense me pase factura la basura de mi pasado, destrozando así mi envidiable carrera. Ya sabéis de lo que hablo.

No me refiero a entradas como el análisis de La Sirenita 2, la “no crítica despiadada” de Godzilla 2014 o la entrada basada en hechos reales que cuenta las vivencias de una persona que invierte una tarde de sábado en algo muy personal que la gente normal suele hacer en pocos minutos.

Esas son entradas ridículas pero más o menos ingeniosas y divertidas, de las cuales estoy orgulloso y admito que me apetece visitarlas muy de vez en cuando. Tengo otras que son aburridas y que han envejecido mal, como la sección de Gangas, por ejemplo, que ha sido violada analmente gracias a Steam y Gog.

Debido a este tipo de cosas he estado a punto de borrar mis blogs en muchas ocasiones y luego he recapitulado. Influye que haya gente por ahí que roba textos y se los atribuye como suyos. ¿Es algo que debería importarme o no? Y a eso se le añade lo comentado en los anteriores párrafos. Ante tales dudas os pido (seguramente por última vez) una opinión acerca de la existencia de mis blogs. ¿Debería borrarlos, mantener las entradas decentes, dejarlo todo como está, seguir escribiendo solo para satisfacer a las miles de groupies…?

A estas preguntas puedo añadir algunas de carácter más personal. Los que hayáis leído mis entradas… ¿Cuales os han gustado más y cuales menos? ¿Qué opinión tenéis de mí? ¿Qué película o videojuego extraños me recomendáis encarecidamente dada mi personalidad? ¿Sois capaces de distinguir fácilmente a un coreano de un chino?

Y si tenéis alguna pregunta que os haga ilusión que responda, avanti. Vuestra opinión cuenta en positivo, aunque también puede ser ignorada, puesta en duda o incluso ser salvajemente criticada. Tampoco tengáis miedo, no puedo morder y no sé cómo se envía un virus por internet. Simplemente me parecía educado y necesario escribir esta entrada, que resume muchas cosas que para mí son importantes en pocos párrafos fáciles y amenos de leer.

Podéis considerar esta entrada la despedida oficial de un bloguero. La persona sigue existiendo, así que algo podremos hacer con ella. Y no he dejado mis proyectos al margen, esos de los que siempre hablo pero que nunca enseño. Ya sabéis como funciona esto del marketing y la política, qué os voy a contar.


Gracias a todos por haber estado ahí. Un saludo.