Hola a todos
y a todas.
Hará cosa de
un año y pico dejé de escribir en La Choza de Lynch y en Putos Monos, dejé de visitar
los blogs de mis compañeros e incluso dejé de entrar en Meristation, algo que
antes hacía a diario para estar informado sobre todo lo relacionado con
videojuegos. Esto último se debe a varios factores importantes.
Por un lado
está Facebook. Meristation tiene página de Facebook y allí cuelgan más o menos
lo mismo que en su página oficial, así que no necesito ir dos veces al mismo
sitio.
Otra dato a
tener en cuenta es que dejé de interesarme por los Meripodcast, ya que
últimamente no hablaban de casi nada que pudiera interesarme. Digo esto porque
generalmente centran la mayor parte de sus debates en la actualidad. La
actualidad tiene que ver con la presente generación de consolas, por la cual
siento un fuerte desprecio por varias razones que ahora no tengo ganas de
explicar.
Dicho esto,
vuelvo al tema del que realmente quería hablar. Mi interés hacia los blogs de
videojuegos se ha ido perdiendo de forma gradual hasta el punto de tener claro
que no quiero seguir formando parte de ellos.
He “conocido”,
y lo pongo entre comillas porque no he tenido ninguno frente a frente, a varios
blogueros bastante majos, algunos incluso interesantes y divertidos. Me
entristecería perder el contacto con ellos así que tampoco os estoy diciendo “¡Que
os den por culo, me largo de aquí!”. Tengo por ahí un Facebook al que no presto
atención, ya sabréis algunos… No sé qué hacer al respecto, la verdad.
Por ahora tampoco
me atrevo a dar la cara, y hablo en el sentido más literal. He escrito muchas
tonterías y puede que cuando sea estrella del rock y director de una cadena de
televisión estadounidense me pase factura la basura de mi pasado, destrozando
así mi envidiable carrera. Ya sabéis de lo que hablo.
No me
refiero a entradas como el análisis de La Sirenita 2, la “no crítica despiadada”
de Godzilla 2014 o la entrada basada en hechos reales que cuenta las vivencias
de una persona que invierte una tarde de sábado en algo muy personal que la
gente normal suele hacer en pocos minutos.
Esas son entradas
ridículas pero más o menos ingeniosas y divertidas, de las cuales estoy
orgulloso y admito que me apetece visitarlas muy de vez en cuando. Tengo otras
que son aburridas y que han envejecido mal, como la sección de Gangas, por
ejemplo, que ha sido violada analmente gracias a Steam y Gog.
Debido a
este tipo de cosas he estado a punto de borrar mis blogs en muchas ocasiones y
luego he recapitulado. Influye que haya gente por ahí que roba textos y se los
atribuye como suyos. ¿Es algo que debería importarme o no? Y a eso se le añade
lo comentado en los anteriores párrafos. Ante tales dudas os pido (seguramente
por última vez) una opinión acerca de la existencia de mis blogs. ¿Debería
borrarlos, mantener las entradas decentes, dejarlo todo como está, seguir escribiendo
solo para satisfacer a las miles de groupies…?
A estas
preguntas puedo añadir algunas de carácter más personal. Los que hayáis leído
mis entradas… ¿Cuales os han gustado más y cuales menos? ¿Qué opinión tenéis de
mí? ¿Qué película o videojuego extraños me recomendáis encarecidamente dada mi
personalidad? ¿Sois capaces de distinguir fácilmente a un coreano de un chino?
Y si tenéis alguna
pregunta que os haga ilusión que responda, avanti. Vuestra opinión cuenta en positivo,
aunque también puede ser ignorada, puesta en duda o incluso ser salvajemente
criticada. Tampoco tengáis miedo, no puedo morder y no sé cómo se envía un
virus por internet. Simplemente me parecía educado y necesario escribir esta
entrada, que resume muchas cosas que para mí son importantes en pocos párrafos fáciles
y amenos de leer.
Podéis
considerar esta entrada la despedida oficial de un bloguero. La persona sigue
existiendo, así que algo podremos hacer con ella. Y no he dejado mis proyectos
al margen, esos de los que siempre hablo pero que nunca enseño. Ya sabéis como
funciona esto del marketing y la política, qué os voy a contar.
Gracias a
todos por haber estado ahí. Un saludo.